CREA. CONSERVA. TRANSFORMA.
La vida es un movimiento continuo, el movimiento energía: todo acto humano es energía y movimiento, flujo constante de creación, conservación y transformación…
Este movimiento consciente, fluido y orgánico, está lejos de ser una práctica aparatosa, rápida o solamente para avezados yoguis; por el contrario, es integradora, su invitación es a deslizarse con suavidad entre cada asana, siguiendo el ritmo propio de la vida que nos permea… creando, permaneciendo y soltando simultáneamente de forma contemplativa y consciente.
Tal vez por momentos debamos detenernos a observar el movimiento que surge internamente para que el externo se aquiete. Ser como un ave que sin ir a la ligera, surca el aire continuamente y a su ritmo, no solo con sus alas, sino también con su mirada.
En Vinyasa, la respiración es nuestra herramienta y sostén principal, para disfrutar un viaje sin cargas y con toda la atención en la vida que se mueve dentro de nosotros.