Los eslabones del Yoga fue un concepto documentado por
primera vez en los Yoga Sutras de Patanjali, escrito entre el 200 a.C. y
el 300 d.C. Este describe la práctica del yoga como un sistema escalonado
o prácticas ordenadas de forma progresiva para trabajar desde el
exterior al interior, desde nuestra conducta y relación con el mundo,
pasando por el cuerpo y terminando con nuestra mente.
Dicho esto, no podemos negar que el yoga que
usualmente te venden se enfoca en el tercer eslabón o “Asana” que es
el que se ocupa de mantener un cuerpo fuerte y saludable.
Sin embargo, aunque mantener un cuerpo saludable es
una buena razón de empezar a practicar yoga, tu práctica no debería limitarse a
las series de asanas que realizas en el tap de yoga, el objetivo es que
realices una práctica integral que se traslade a diferentes aspectos de
tu vida.
¿Qué son los YAMAS y NIYAMAS y por qué
son importantes en la práctica de yoga?
El yoga es un método integral que trabaja todos
los aspectos del ser humano (físico, mental, emocional) y gran
parte de los cambios de actitud y mente que experimentas a través de la
práctica son debidos a los dos “Principios Universales” de esos eslabones del
yoga, estos eslabones se deben resaltar en las clases de yoga. Los
YAMAS, es la actitud hacia lo que nos rodea y los NIYAMAS es la actitud
hacia nosotros mismos.
Los Yamas y Niyamas son valores que comparten un
carácter universal y que para practicarlos no es necesario pertenecer ni
renunciar a ninguna religión, creencia o ideología. Nos ayuda desde un
punto de vista práctico, generando un cambio de actitud en nuestra vida
cotidiana, es decir que no se limita a ese tiempo que dedicamos a las clases de
yoga, sino que terminan incorporándose en la vida diaria, allí es donde el yoga
cobra todo su sentido.
Es necesario aclarar que el Yama y el Niyama no
son ningún código moral ni pueden ser impuestos como tal; son por el
contrario, guías que nos ayudan a ser más conscientes de nuestra forma de vida
y relación con los demás.
Los Yamas son el primer eslabón de este sistema de los
8 pasos del yoga y de acuerdo a Patanjali, comprenden los cinco aspectos
de la conducta que tienes que evitar para mantener un código ético
universal de conducta en tus relaciones con los demás seres, contigo
mismo y con tu entorno. Se trata de que seas más consciente del lugar que
ocupas en el mundo para darte cuenta que no eres el único que lo habita,
ni los demás tienen hacia ti más obligaciones que tu hacia ellos.
Los Yamas nos recuerdan que somos parte de un todo,
de un sistema que funciona con el apoyo de cada “ser”, no somos los
únicos que ocupamos la tierra y es necesario ser conscientes del otro
para vivir en armonía.
AHIMSA
Ahimsa es el yama por excelencia, ya que a
partir de él nacen naturalmente todos los demás.
Ahimsa nos invita muy profundamente a
cuestionarnos acerca de la relación que establecemos con la práctica
del yoga y en consecuencia con la vida misma, de qué manera
descuidamos y olvidamos nuestra atención a nuestras acciones, su consecuencia
individual y colectiva.
Ahimsa nos invita a reflexionar con responsabilidad en
la vida; claro está que la reflexión surge del concepto que se tenga
de violencia, cuyos matices y complexiones son enormes, pero que pasamos
por alto.
“Cuando la abstención de ocasionar daño se establece
en el yogui con firmeza, se abandona toda hostilidad en su presencia
(YS.II.35)”
Para el yogui, el espíritu y la naturaleza no están
separados. No se puede crecer espiritualmente sin aumentar la toma de
conciencia moral y ética. Aunque las normas morales son flexibles y están
determinadas culturalmente según el tiempo y el lugar, la ética proviene de la
necesidad humana de respetar la unidad de nuestro origen único y la fusión
divina de nuestro fin supremo”. B.K.S. Iyengar, Luz sobre la vida.
SATYA
Comunicarse con sinceridad “Satya” es otra condición
fundamental para relacionarse con los demás y con nosotros mismos; implica
valor y dominio de sí para armonizar los actos que se ejecutan con las palabras
pronunciadas; sin embargo, al estar sometida a la actitud anterior, la palabra
que se profiera nunca debe suponer un perjuicio para otro. Hay que decir la
verdad cuando y solo cuando es buena para los demás. Una vez arraigada, esta
actitud también se extiende en el entorno.
Si ahimsa rige el cómo, satya rige el qué de la
práctica. “Cuando las fluctuaciones mentales cesan, entonces el observador se
encuentra con su propia naturaleza” … Qué es ser. La práctica va
retirando capas para que esa esencia pueda expresarse con creciente e infinita
progresión. En esos momentos de quietud, nada hay para decir. Porque lo
más cercano a satya es el silencio.
Para conseguir un conocimiento más profundo de Satya
es necesaria una gran dosis de honestidad, que nos impulsará hacia el estudio y
el autoconocimiento. Exige la humildad para seguir aprendiendo durante
toda la existencia, hasta que finalmente caiga la ignorancia esencial (avidya).
En Satya está también la idea de coherencia entre
pensamiento, palabra y acción; coherencia también entre los valores que decimos
sostener y lo que hacemos en la vida cotidiana.
ASTEYA
Asteya, el arte de no apropiarse de lo que no se puede
poseer, uno de los yamas más exigentes en la vida de un yogui.
Si recordamos bien, Satya nos alienta a ser sinceros y
auténticos; entonces Asteya, nos da la fuerza y la confianza necesaria para
actuar.
¿Qué es lo que nos lleva a desear lo que los demás
tienen, ya sea dinero, pertenencias, belleza, éxito, fuerza, humor, energía…?
¿Por qué lo hacemos y cuál es la consecuencia?
Hemos creado una sociedad que vive del lado del miedo,
situándose bajo la creencia de que, no hay suficiente para todos. Así, nos
vemos aceptando situaciones que no nos sirven, ni nos hacen vibrar ni nos hacen
crecer. Moverse desde el miedo nos lleva ineludiblemente a inmovilizar y
retener lo que tenemos, generando así nada más que carencia y más miedo.
Querer tener lo que el otro tiene, nace principalmente
de la incapacidad de ver nuestro propio valor. Sí, a veces somos nosotros
mismos los ladrones y las víctimas a la vez. En el momento en el que dejas de
valorarte, dejas de luchar. Así, te robas la posibilidad de desarrollar todo tu
potencial.
El yoga potencia este efecto de vivir el momento, de
tomar contacto con lo esencial. Sometidos como estamos al cambio constante, las
cosas vienen y van sin que nada de lo que hagamos pueda evitarlo en realidad;
nuestra única oportunidad es aprender de ello, experimentar, disfrutarlo y
dejarlo ir para recibir lo siguiente.
La práctica de Asteya guía al Yogui a reconocer su
propio valor para no envidiar el de los demás, y a aplicar este aprendizaje en
su vida diaria. Por lo tanto, es necesario tomarse el tiempo para escuchar
internamente lo que en realidad es necesario y desarrollar la gratitud,
reconociendo que lo que se tiene, es lo esencial para vivir felices.
Asteya comienza a hacer efecto cuando realmente
disfrutamos de una postura y la controlamos, pero también, cuando reconocemos
honestamente que no podemos experimentar una asana para la cual no estamos
preparados.
El Buda dijo: "Esté donde está. . . de lo contrario, se perderá la mayor parte de su vida"
Cuando no estás donde estás, te robas la experiencia
de estar vivo en ese momento, Asteya te recuerda que nunca recuperas un día,
pero siempre tienes el momento a mano.
Si deseas aprender mas sobre temas relacionados a la
practica del yoga, te recomendamos visitar la entrada «La práctica del yoga» en nuestro
blog.