Ir al contenido principal

PRINCIPIOS DE ACCIÓN VÁLIDA No.5

 




TOLERANCIA


«Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones»

 

Algunas personas entienden mal el Principio y lo interpretan así:  "todo es lo mismo, por lo tanto, uno debe ser indiferente al mundo externo aceptando todo lo que pase sin ninguna reacción".  Sin embargo, la interpretación correcta de este Principio es bien diferente y se refiere a los ciclos naturales. Sabemos que todo en el universo evoluciona, siguiendo ciertos ciclos y ritmos. Como parte del universo también tenemos ciclos de diferentes períodos e intensidades.  Cuando no aceptamos los ciclos, creamos contradicciones en nosotros.  


En el proceso de nuestra propia evolución podemos observar que los ciclos al comienzo son abruptos. Nuestra emoción cambia rápidamente de felicidad a depresión muchas veces en el día, pasamos de amar a odiar muy fácilmente, nuestros períodos de concentración son cortos, nuestro intelecto va de un tema a otro. Gracias al trabajo interno, lentamente construimos un centro de gravedad que nos da más estabilidad, nuestras emociones se vuelven más estables, varían, pero tratamos de gestionarlas, podemos estar enfermos, pero sin identificarnos con estos cambios, nos concentramos mejor y tratamos de que nuestra mente se enfoque. 



Hemos escogido una pequeña historia la cual nos servirá para ilustra a la perfección este Principio.  Dice así:


“Oí una parábola antigua. Y debe ser muy antigua porque en aquellos días Dios acostumbraba a vivir en la tierra.


Entonces, un día, un viejo campesino fue a verle y le dijo:

— Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes algo que aprender.


Dios dijo:

— ¿Cuál es tu consejo?


El granjero dijo:

— Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más.


Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.


El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo:

— ¡Mira! Esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aún así tendremos comida suficiente. Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos. El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios:


— ¿Qué pasó, qué error hubo?


Dios dijo:

— Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo. La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad. A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.”






En la gran mayoría de las personas la tolerancia es una virtud bien escasa.  Este Principio de TOLERANCIA destaca las situaciones en oposición, que causan contradicción interna, cuya base es el concepto que se tiene de ellas.  Tal oposición podría conciliarse con solo modificar el punto de vista de dicha problemática.


El excesivo calor del verano, hace pensar compensatoriamente en el frío del invierno y viceversa. Toda situación difícil hace evocar o anhelar su condición contraria; se trata de un defecto psicológico demasiado frecuente, una inconformidad exagerada de las percepciones sensoriales de acuerdo con el descontrol mental, que caracteriza a los humanos. Allí donde aparezca el sufrimiento, la compensación se movilizará, pero no será superado el conflicto, ya que es inevitable para la mente inadecuada precipitarse hacia el extremo opuesto.


Si alguien cree que su vida tiene un sentido y que todo lo que le sucede sirve de aprendizaje y contribuye a su perfeccionamiento en la dirección de su objetivo, los problemas que aparezcan no serán evadidos compensatoriamente, sino que los asumirá descubriendo también en ellos una lección útil.  El frío del invierno será bienvenido y aprovechable como también el calor del verano; y, cuando cada uno se presente, esa persona dirá: “No hay antagonismo en las estaciones, pues ambas me sirven según como las tome.”


Mecanismos de la mente que van en contra de este Principio:

-Es difícil para nuestra mente aceptar que todo cambia, y cuando estamos en una situación particular, creemos que vamos a permanecer así para siempre.  


-La imagen que tenemos de la gente es también estática. No tenemos en cuenta que todo el mundo está cambiando.


-A veces quisiéramos repetir una fuerte experiencia positiva que tuvimos en el pasado; pero olvidamos que en aquel momento estábamos en el pico de un ciclo y ahora no sería lo mismo.


-Nos gustaría vivir permanentemente felices, con buena salud, con cantidades de energía, con emociones positivas; olvidando que toda emoción es importante y, por tanto, también la frustración, el miedo, la tristeza, etc., nos permiten reflexionar y evolucionar.


-Cuando enfermamos nos sentimos muy deprimidos, creemos que no vamos a recuperarnos. Al aceptar que estamos enfermos, resolvemos el estado de contradicción.